Tema 1 Liderazgo Educativo Las
organizaciones formadas por un número relativamente alto de
personas necesitan diferenciar roles, competencias y habilidades de sus
miembros para desarrollar eficazmente la tarea individual y contribuir
al cumplimento de las metas institucionales. Asegurar una
dirección escolar eficiente, en medio de las actuales
circunstancias y cambios es, pues, un reto. 1.
Objetivos
Del liderazgo en educación![]() Conceptualmente el liderazgo también es el arte de influir a la gente para que trabaje con entusiasmo, palabra griega que significa “con Dios por Dentro”. Tiene que ver con las ganas de vivir; con la pasión, la fuerza, la emoción en la consecución del bien común. Fundamental para que nos entendamos: Tres conceptos claves: Poder, Autoridad, Liderazgo. Es preciso que tengamos conceptos claros y que esto sea trasladado a nuestras vidas, sino no tiene mayor sentido. El líder es el jefe o dirigente de un grupo y la función que ejerce se denomina liderazgo. Este se refiere por lo general al ejercicio de una autoridad que ha sido aceptada por el grupo, y se supone que el líder de alguna manera es reconocido, por sus capacidades, por su autoridad, o porque así lo determina la convención del grupo. Desde luego que el líder debe tener, o representar, un conjunto de capacidades reconocidas por los integrantes del grupo de referencia. En la medida que el líder despliega sus competencias, acorde a las expectativas del grupo y el grado de reconocimiento por parte de sus integrantes. En educación el ejercicio del liderazgo guarda una estrecha relación con su aceptación por parte de los integrantes de un grupo. Si bien la figura de autoridad del profesor, en el caso más común, puede sustituir (y de hecho sustituye) al liderazgo aceptado, no resulta a la postre suficiente como para que se pueda prescindir de la capacidad, de la aceptación, y un grado de convencimiento por parte del grupo, de que el líder está ejerciendo una autoridad legítima y correspondiente con la función que el propio grupo le ha designado. El liderazgo democrático como necesidad grupalPor liderazgo se entiende también la función esperada que dentro de un grupo realiza un líder. Esa función, si el grupo ha decidido de manera corresponsable, no se deja al azar. Se acepta, desde luego, que al ejercer el líder su autoridad se establece, de alguna manera y en algún grado, una relación desigual. Pero esa relación, en el caso del liderazgo como función designada por el grupo, es decir, democrática (a diferencia del ejercicio vertical de autoridad, como en una dictadura) es aceptada en sus asimetrías, como algo necesario al funcionamiento interno del grupo que requiere de un líder, es decir de la conducción de una persona cuya mayor calificación, capacidad o experiencia, son aceptadas por los integrantes del grupo. requiere de un líder, es decir de la conducción de una persona cuya mayor calificación, capacidad o experiencia, son aceptadas por los integrantes del grupo. En este orden de ideas, el liderazgo democrático, sobre la base de la corresponsabilidad en su designación, ejercicio y delegación, responde a una necesidad del grupo. Pero hay diferentes tipos de liderazgo. Está el liderazgo autoritario; el liderazgo del dejar hacer y pasar, y el liderazgo democrático. En este último, como se ha adelantado, se parte del supuesto de que el líder, para ejercer su liderazgo, considera puntualmente los intereses, las opiniones y, en síntesis, el rango de autoridad del grupo, autoridad de la que el líder pasa a operar como representante. Visto así, el líder se convierte en un servidor y quizás ésta sea la connotación más claramente democrática del probable ejercicio de liderazgo, en atención al interés general y por encima del particular interés que podría tener el líder, como ser particular, o el grupo promotor del liderazgo que recae en un líder en particular. Pues cualquiera que sea el caso, el líder tendrá que actuar de acuerdo a ciertas directrices que han sido establecidas por el grupo en su conjunto. Aquí estamos hablando de liderazgo democrático, donde en función de su representación, o actuando en función de su representación, el líder tiene como una obligación implícita el interpretar, por una parte; orientar y conducir, por otra y, en todo caso, concretar las aspiraciones del grupo que representa. En el peor de los casos, la voluntad del líder, en la práctica, viene a sustituir a la voluntad del colectivo que representa. Sin embargo, se trata de una desviación bastante común en nuestro medio. Cuando hablamos de liderazgo educativo, esa sustitución puede aparecer como un tanto natural, al grado de que no es discutida y menos en los términos que pueden darse en el entorno social más amplio, como sería particularmente en el terreno de la política. Esto sucede porque en educación, dada la naturaleza de las relaciones que se establecen entre docentes y discentes, el liderazgo del profesor, el que mayor impacto puede tener en un grupo escolar, aparece como necesario cuando no como condición, inclusive, para que el proceso de enseñanza aprendizaje pueda ser concretado. En los grupos escolares, desde luego, también se hacen presentes otros liderazgos de aquellos integrantes alumnos de mayor capacidad, habilidad para relacionarse, o mayor ascendencia por razones relacionadas con algún estatuto de poder. Pero tales liderazgos difícilmente pueden equipararse al que ejercen, aún en nuestro medio, los profesores.
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